DEMOSLE EL ULTIMO ADIOS A SONIA OSORIO LA QUE FUE Y SERA SIEMPRE SINONIMO DE LA DANZA.

Dejó esta vida tras 12 días de convalecencia
en la clínica Medihelp, de Cartagena.
Sufría de complicaciones renales y bronquiales. El pasado 25 de marzo cumplió
83 años.
En Colombia, el nombre de Sonia Osorio es sinónimo de danza.
Y es que esta bogotana dedicó su cuerpo al baile desde que tenía 3 años.
Si bien había nacido en Bogotá, la coreógrafa pasó la mayoría de su
infancia en Barranquilla, ciudad a la que dedicó gran parte de su repertorio
artístico.
Toda la magia del Carnaval de 'Curramba' quedó
inmortalizada en los numerosos montajes que creó Osorio y que se han presentado
en diferentes ciudades del mundo. "Que se criara en esa ciudad fue como una
semilla que creció en tierra fértil", dijo su hijo Rodrigo Obregón.
Osorio, que falleció ayer lunes en la Clínica Medihelp, de Cartagena,
por causa de problemas renales y respiratorios, estudió ballet y danza moderna
en Estados Unidos y Europa y se dedicó especialmente a la coreografía.
Además, se desempeñó en el periodismo y fue diseñadora, pero toda su
existencia se la dedicó al ballet, pues el arte corría por sus venas, ya que su
padre, Luis Enrique Osorio, fue uno de los dramaturgos más reconocidos del país.
Fue tataranieta del primer alcalde de Bogotá, Alejandro Osorio Uribe, y
estuvo casada con el pintor Alejandro Obregón, con quien tuvo dos hijos, Rodrigo
y Silvana. De otras relaciones nacieron tres hijos más: Kenneth y
Bonnie Blue Siffkin, y Giovanni Lanzoni.
La coreógrafa, que nació
el 25 de marzo de 1928, fundó el Ballet de Colombia en 1960 y, desde
sus comienzos, mezcló las técnicas modernas del ballet con las raíces de la
cultura colombiana.
Este colectivo y su directora se presentaron en más
de 20 países, como Israel, China, Japón, Alemania, Rumania y Rusia, entre otros.
Su dedicación a este grupo artístico le mereció numerosos reconocimientos, como
el de mayo del año pasado, cuando el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez le
entregó la Cruz de Boyacá, por los 50 años de su vida dedicados a difundir la
cultura colombiana en el mundo.
"Mientras en el país ha habido desunión,
ella ha unido. Mientras en el país ha habido violencia, ella ha traído regocijo
y paz. Mientras en el país ha habido tantas dificultades, ella ha traído para
los colombianos talento", recalcó Uribe en la ceremonia.
Como todos los
grandes artistas, Osorio empezó a transgredir los límites de su disciplina para
llamar la atención de su público. Por ejemplo, a los 14 años, antes de salir al
escenario para presentar una rutina de danza, cortó su largo vestido mientras el
presentador la anunciaba.
"Estaba loca por mostrar las piernas. Salí, y
la gente aplaudía", recordaba la artista.
Otro de los episodios
con los que causó conmoción fue en 1969, cuando, en el Club Campestre de
Girardot (Cundinamarca), se atrevió a realizar un topless en uno de sus
espectáculos, sin importar las conservadoras reglas de la sociedad de aquella
época.
Esa misma sensualidad y desparpajo se los transmitió a su ballet,
del que por cinco décadas estuvo pendiente de cada uno de sus detalles, como la
escenografía, los bailarines y el vestuario.
Todos los ritmos autóctonos
del país quedaron inmortalizados en los espectáculos que presentaba, pasando por
la cumbia, el currulao y el joropo, llegando al pasillo y al
sanjuanero.
Su cuerpo llegará hoy a Bogotá, donde se le hará un homenaje
en la sede del Ballet de Colombia, por parte de sus bailarines. Mañana se
realizarán sus honras fúnebres en la Catedral Primada.